Han pasado ... quizás seis dias desde que supe que ya no estabas en este mundo. Seis días que han sido eternos, seis días que han pasado con lentitud, seis dias insoportables (y los que quedan aún) ...
No logro sacarte de mis pensamientos. Quiero creer que sigues viva, en alguna parte ... lejos de aquí, lejos de aquello que te hace daño y temes. Pero no ... es absurdo. Es cierto, por desgracia lo es ...
No quiero ni imaginar las cosas que te hicieron ... Solo de pensarlo me pongo a temblar, a gritar para mis adentros, a llorar ...
Fui estúpida, tremendamente estúpida. Si pudiera retroceder el tiempo ... si puediera pedir un deseo ... sería volver a hablar contigo una vez más, decirte lo mucho que te quiero, decirte lo mucho que te necesito aquí junto a mi y a los demás. Te extraño demasiado. Es la primera vez que me pasa algo como esto ... y parece inevitable. ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para asimilar que ya no existes y que no volveré a hablar contigo? Te sigo escribiendo todos los días como ya te dije. Ojalá pudieras leerlo.
Todo me recuerda a ti, incluso el chocolate con sabor a rosas que me comí esta mañana tras desayunar algo para no tener el estómago vacío.
No dejo escuchar una de mis canciones favoritas (Snuff, de Slipknot) y llorar como una tonta. No sirve de nada llorar, ¿te va a devolver a la vida si lo hago? No, claro que no ...
Si eso fuera así hace mucho que deberías de haber vuelto.
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