miércoles, 31 de agosto de 2011

Sonatina (Rubén Darío)

La princesa está triste . . . ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas vanales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la líbelula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgullosos de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa,
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Esta presa en sus oros, esta presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal

¡Oh quien fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está palida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

--¡Calla, calla, princesa --dice el hada madrina--,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!

lunes, 15 de agosto de 2011

Dicen que era un matrimonio que no tenía familia. Ya llevaban muchos años de casados. Una noche se pusieron a cenar y, como siempre,  preparó ella tres huevos pasados por agua: uno para ella y dos para su marido. Pero aquella noche no sé qué bicho le picó a la mujer, que dice:

- Mira, ya estoy harta de que todas las noches te comas tú dos huevos y yo uno. Esta noche va a ser al revés: tú uno y yo dos.
- Ni hablar. Yo dos y tú uno. Como siempre.
- ¿Y eso por qué?
- Porque lo digo yo y en la casa, la autoridad la tiene el marido.
- Que no.
- Que si.

Bueno, pues estuvieron discutiendo un rato y ninguno daba su brazo a torcer. Ya cansado el marido, dice:
- Como insistas, me muero.
- Pues muérete.
Entonces él se hizo el muerto y la mujer salió a la calle gritando:
- ¡Ay, que mi maridito se ha muerto! ¡Ay, que se me ha muerto!

Vino el curo y le prepararon el entierro. Ya lo llevaban para el cementerio, y la mujer se acercaba a las andas, diciendo:
-¡Dejadme que lo bese por última vez!
Y con este pretexto se le acercaba a la cara y le decía al oído:
- Tú uno y yo dos.
Y contestaba el otro muy bajito:
- Yo dos y tú uno.

Y el entierro seguía. Ya llegaban al cementerio y otra vez se acercaba ella:
- Mira que voy a dejar que te entierren.
Y el otro:
- La autoridad es la autoridad: yo dos y tú uno.
Conque llegaron al cementerio. Lo bajan de las andas y ya van a ponerlo en la sepultura. Otra vez ella, gritando, se le echa encima y le dice al oído:
- Por última vez. ¡Tú uno y yo dos!
- Ni hablar. Que me entierren.
Y como ya lo iban bajando, dice ella:
-¡Está bien, cómete los tres, pedazo de animal!
Y entonces él se incorporó de un salto y gritó también:
- ¡Que me como tres, que me como tres!

La gente, que no sabía lo que estaba pasando, echó a correr atemorizada, y un cojo que iba en la comitiva decía:
- ¡No corráis tanto, hombre, por lo menos que pueda escoger!

domingo, 14 de agosto de 2011

Day 33

En su día os dije que vuestros secretos estaban a salvo conmigo. No mentí en mis palabras. Y no, no os guardo rencor ni odio. Esta mañana me acordé de todos vosotros. Espero que estéis bien.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Day 32

En tan solo un mes y ocho días te has convertido en la persona más importante para mi.
Me he enamorado de tal manera que ya no puedo imaginarme una vida ajena sin tu presencia.
Gracias a ti he descubierto lo que es amar realmente.

Day 31

¿Existe algo más dulce que tu voz? ¿Existe algo más bonito que una de tus miradas?
¿Existe una sensación superior a la felicidad que me haces sentir? No, la respuesta a todas las preguntas es no.

Day 30

"Amar es como una droga. Al principio hay una sensación de euforia, de entrega total. Después, al día sigueinte quieres más. Todavía no te has viciado, pero te ha gustado la sensación, y te parece que puedes mantenerla bajo control. Piensas en la persona amada durante dos minutos y la olvidas durante tres horas.
Pero al poco tiempo te acostumbras a esa persona, y pasas a depender totalmente de ella. Entonces piensas en ella durante tres horas y la olvidas durante dos minutos. Si no está cerca, experimentas las mismas sensaciones que los viciosos cuando no consiguen droga. En ese momento, así como los viciosos roban y se humillan para conseguir lo que necesitan, tú estás dispuesto a hacer cualquier cosa por amor."

Day 29

"Nos escondimos como dos ladrones en una de las habitaciones
sin atrevernos a prender una vela,
sin atrevernos ni siquiera a hablar.
La desnudé despacio, recrriendo su piel con mis labios,
consciente de que nunca más volvería a hacerlo"