lunes, 15 de agosto de 2011

Dicen que era un matrimonio que no tenía familia. Ya llevaban muchos años de casados. Una noche se pusieron a cenar y, como siempre,  preparó ella tres huevos pasados por agua: uno para ella y dos para su marido. Pero aquella noche no sé qué bicho le picó a la mujer, que dice:

- Mira, ya estoy harta de que todas las noches te comas tú dos huevos y yo uno. Esta noche va a ser al revés: tú uno y yo dos.
- Ni hablar. Yo dos y tú uno. Como siempre.
- ¿Y eso por qué?
- Porque lo digo yo y en la casa, la autoridad la tiene el marido.
- Que no.
- Que si.

Bueno, pues estuvieron discutiendo un rato y ninguno daba su brazo a torcer. Ya cansado el marido, dice:
- Como insistas, me muero.
- Pues muérete.
Entonces él se hizo el muerto y la mujer salió a la calle gritando:
- ¡Ay, que mi maridito se ha muerto! ¡Ay, que se me ha muerto!

Vino el curo y le prepararon el entierro. Ya lo llevaban para el cementerio, y la mujer se acercaba a las andas, diciendo:
-¡Dejadme que lo bese por última vez!
Y con este pretexto se le acercaba a la cara y le decía al oído:
- Tú uno y yo dos.
Y contestaba el otro muy bajito:
- Yo dos y tú uno.

Y el entierro seguía. Ya llegaban al cementerio y otra vez se acercaba ella:
- Mira que voy a dejar que te entierren.
Y el otro:
- La autoridad es la autoridad: yo dos y tú uno.
Conque llegaron al cementerio. Lo bajan de las andas y ya van a ponerlo en la sepultura. Otra vez ella, gritando, se le echa encima y le dice al oído:
- Por última vez. ¡Tú uno y yo dos!
- Ni hablar. Que me entierren.
Y como ya lo iban bajando, dice ella:
-¡Está bien, cómete los tres, pedazo de animal!
Y entonces él se incorporó de un salto y gritó también:
- ¡Que me como tres, que me como tres!

La gente, que no sabía lo que estaba pasando, echó a correr atemorizada, y un cojo que iba en la comitiva decía:
- ¡No corráis tanto, hombre, por lo menos que pueda escoger!

domingo, 14 de agosto de 2011

Day 33

En su día os dije que vuestros secretos estaban a salvo conmigo. No mentí en mis palabras. Y no, no os guardo rencor ni odio. Esta mañana me acordé de todos vosotros. Espero que estéis bien.